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Opiniones

Autoridades, ¡“higienicen” la TV local!

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Por Rolando Fernández

Si quieren en realidad comenzar a combatir la delincuencia en Dominicana, déjense de estar queriendo “agarrar el rábano por las hojas”, como se dice popularmente, y hagan cuánto se debe hacer a ese respecto.

Olvídense ya de esa práctica común, en cuanto a salir del paso momentáneamente, y arranquen por buen camino, procurando “higienizar la televisión local”, como inicio, considerándose que ese medio siempre es un foco dañoso para cualquier sociedad, de muy amplia proyección, cuando mal se utiliza el mismo.

Sí, procédase a “erradicar” de la pantalla chica aquí, de todos aquellos programas que resulten nocivos para la mente de los adolescentes y jóvenes del país; que no cuentan, en su mayoría, con formación hogareña, ni mucho menos, orientación escolar apta, como suficiente.

Evidentemente, esos muchachos vienen siendo bombardeados, constantemente, con aguijones dañosos de origen social, del patio, y extranjeros también, teniendo el “disparador directo, e inmediato”, la televisión, dentro de las propias casas.

Es obvio que, se viene induciendo a aquellos desde allí, a observar impropios procederes; a incurrir en vulgaridades alarmantes; y, a prostituirse muchas de nuestras mujeres, “impensantes”, por supuesto, a lo que contribuyen algunos de esos “culebrones” de novelas disparatadas, y con mensajes dañosos preconcebidos, que se transmiten con regularidad.

También, a la realización de actos delincuenciales; al uso de sustancias prohibidas; como, a la identificación con músicas y ritmos degenerantes, como son, por ejemplo, los metálicos, y los llamados urbanos, muy de moda, que incluyen el complemento de mensajes acordes, transmitibles a manera de instrucción colectiva.

Y, en adición están, los exhibicionismos de indumentarias inapropiadas, como los arreglos físicos cuestionables para un medio como la TV, incluidos los usos de piezas estrafalarias por completo, provocativas, como alienantes; y, demás agregados llamativos, de muy baja calificación, por cierto.

Lamentablemente, donde más se puede apreciar la proclividad hacia lo degenerativo social en curso que arropa a este país, importados los paradigmas, casi por completo, es a nivel del ser más importante que habita sobre el planeta Tierra: la mujer, debido a su misión divina, como a los roles y deberes que le competen.

Algunas de las que allí participan, no cuidan tampoco del vocabulario que utilizan. Pero, además, presentan espectáculos de exhibicionismos corporales atrevidos, qué obviamente, denigran mucho al género, quizás sin advertirlo.

¡A mostrar físicamente lo más que se pueda! Al parecer, se entiende la actitud, por carecerse de valores internos que “ostentar”. Es lo que se puede apreciar, o inferir

Todos los términos deleznables de uso común en ellas, como eso de estar enseñando sus partes íntimas, deben estar reservados para otros espacios más aptos, como dirigidos a un público más específico.

Deja mucho que desear, después que tanta gente valiosa ha pasado por allí, el que la TV dominicana se pueda estar proyectando en parte, como un prostíbulo – mujeres, y hombres homosexuales -, vendiéndose al mejor postor; y, empañando las demás funciones a cargo de esa, muy importantes, no se puede negar.

¡Ay, doña Zaida Ginebra Vda. Lovatón!, cuánta falta ha hecho usted, después de su partida de esta Tierra; y, sin esperanza de que aparezca alguien en este país, qué en verdad procure emularle.

Aunque en un orden distinto, pero siguiéndose en la misma línea del saneamiento referido, en cuanto a la necesidad urgente que viene demandando la TV nacional, también se debe trabajar con la depuración de las personas que hacen uso del medio, a los fines de combatir la tanta mediocridad que allí se pone de manifiesto, y que desmotiva a los deseosos de superación ético-profesional, en mucha gente nuestra interesada; Inclusive, hasta en la elaboración de las cuñas publicitarias que se pasan se nota, y que lucen como preparadas para “impensantes”.

A partir de lo expresado, lo que se piensa es que, no vale la pena esforzarse aquí mucho, para ganarse la vida en labores que requieran de mucha formación académica y sacrificios necesarios, ponderando cuánto ocurre en ese tan amplio sector, por un lado; ya que, en adición se tiene otro, el enteramente político, “qué es mucho mejor”.

Cuando se repara en qué, muy fácil se ganan los cuartos, tratando uno de incursionar en cualesquiera de las actividades de ese tipo, prevaleciendo en la primera, el “disparateo, y la mediocridad engalanada”; como, la demagogia y las patrañas en la segunda, al momento de hacer uso de ellas; y, en el instante que se expone sobre las temáticas que estén de moda; o, se quiere alcanzar las riendas del poder estatal, el desencanto de superación ético profesional, vale reiterar, se hace muy obvio.

Y, claro, para completar la falta de motivación, lo exigible en cuanto a tener que aprender a lisonjear en poco a los representantes más destacados de los poderes hegemónicos en el país.

Por consiguiente, y con relación al tema principal aquí abordado: lo depreciable de la TV local, ese medio hay que limpiarlo, en términos de lo más arriba expuesto, aunque se tenga que romper con los empresarios inescrupulosos, que solo les importen sus intereses económicos; como, con los aprestos mercadológicos manipuladores de estos tiempos, que median casi siempre en todo momento.

 

Autor: Rolando Fernández

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