NEW YORK, USA- Putin lleva mucho tiempo buscando ejercer control en el país vecino, que alguna vez formó parte del imperio ruso y de la Unión Soviética. Expresó una sensación de humillación por el colapso de la Unión Soviética y de agravios por el modo en que Occidente llenó ese vacío. La OTAN, la alianza militar que incluye a Estados Unidos y las potencias europeas, ha añadido miembros en Europa Central y Oriental que alguna vez fueron estados soviéticos o parte de su esfera de influencia, entre ellos Hungría, Polonia, Estonia, Letonia, Lituania y la República Checa.
En 2008, la OTAN dijo que Ucrania y Georgia, dos antiguos estados soviéticos, también podían unirse, sin dar detalles de cómo o cuándo sucedería. Eso, para Putin, fue transgredir una línea roja.
En 2014, luego de que el presidente prorruso de Ucrania fue depuesto por multitudinarias protestas callejeras, Putin procedió a anexar Crimea a Rusia. También brindó apoyo a las fuerzas separatistas que controlan partes de las regiones de Lugansk y Donetsk, al este, donde han luchado en un prolongado combate con el ejército ucraniano.
El liderazgo ucraniano ha llevado a cabo una política de acercamiento a Occidente. El país ha incluido en su constitución la meta de unirse a la OTAN. Pero no es probable que eso suceda en el corto plazo. Algunos países miembro, que deben aprobar el ingreso por unanimidad, tienen inquietudes sobre la ampliación de sus compromisos militares y dudan de la solidez del estado de derecho en Ucrania, una democracia joven con una extensa corrupción.
Pero incluso la remota posibilidad de que Ucrania se una a la OTAN ha enfurecido a Putin, que dice que constituye una amenaza a la seguridad rusa. fuente: New York Times