Por: Rolando Fernández
¡Con diálogos, lo más fácil! Es lo que de ordinario se estila entre políticos, gobernantes de turno, y empresarios que patrocinan candidaturas al poder, dentro del patio local.
Se promueve desde allí, la realización de actividades diversas, cuyas ejecutorias siempre quedan inconclusas; pero, con lo que normalmente se consigue llamar la atención de la población, y se le distrae por supuesto; que se infiere de común, son los propósitos reales que están detrás de esos diálogos concertados en esta República cada cierto tiempo.
En el marco de esos eventos siempre se procede a estar lloviendo sobre mojado; tratando sobre temáticas que están ya más sazonadas que muchas suculentas comidas dentro del menú nacional; y, cuyas posibles soluciones que se ofrecen para esta sociedad, de ordinario se quedan en el tintero.
Siempre se convoca a reuniones, diálogos, etc., con los seudo líderes locales, que no son más que jefes de grupos identificados con determinados sectores políticos y empresariales, Ahí, cada cual, lo que va es en procura de defender intereses económicos, individuales o grupales; jamás, pensando en acciones resolutorias que vayan en favor de la generalidad de la población.
Relacionados con esos actos, la prensa amarilla del país logra hacer su agosto en diciembre, como dice el refrán, en términos de los ingresos que se perciban, a partir de la publicación de rimbombantes titulares embaucadores, respecto de los asuntos allí tratados, que por lo regular son para desviar la atención de la población, y que ésta se olvide de las principales grandes problemáticas que le vienen acogotando a la misma.
Eso lo han convertido los mandamases ordinarios aquí en una costumbre, mientras el pueblo continúa roncando, y prosigue dejándose embaucar con las demagogias y las posverdades a que recurren todos estos políticos de nuevo cuño, con el concurso de los poderosos sectores económicos que los manejan.
La gran pregunta que la población debe hacerse es, cuáles son los resultados positivos referentes de los diálogos que, como ese, que ahora se está promoviendo desde el Gobierno, en que se procura participen, como siempre, las cabezas representativas de los partidos políticos de este solar, entre otros.
Ahora, este último que está sobre el tapete, se puede advertir que será más de lo mismo. De seguro que en ese no se va a hablar de los problemas capitales que tiene esta nación, sino de lo que más convenga a los componentes del grupo que participa.
Por tanto, difícil es que se toquen temáticas tales: combate frontal a la corrupción generalizada que azota; decomiso de los bienes robados al Estado durante los últimos años; endeudamiento externo hasta la coronilla – el país está hipotecado -; abusivas cargas impositivas, y arbitrios municipales poco justos: inseguridad ciudadana, y falta del sosiego requerido: drogadicción y narcotráfico; alto costo de la vida; mala calidad de la educación; deficiencias del sistema de salud; y, callada invasión haitiana a la nación, etc., etc.
¿Tratar sobre esos temas? ¡DIFICIL! Y, la otra gran pregunta que aguijonea es, ¿por dónde andará el cambo de que tanto hablaron los que hoy gobiernan, durante la campaña electoral pasada?