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Opiniones

¿Sirve la educación en Dominicana?

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Por: Rolando Fernández

Aunque osada la pregunta, no resulta difícil la respuesta. Cualquiera en su sano juicio, sin compromisos políticos, y conocedor de cómo se bate el cobre dentro de ese sector aquí, que está politizado, comercializado; y, con la adopción de copismos impuestos, con respecto a programas a impartir, o la enseñanza de paradigmas impropios entre nosotros, producto de imposiciones extranjeras, y del mismo patio, con facilidad respondería, ¡NO!

Ese es un sector que cada vez más ha venido perdiendo calidad de manera muy marcada, como la eficiencia requerida, en términos docentes, apoyo logístico apropiado, y entereza estudiantil propiamente, a pesar de los recursos financieros invertidos por el Estado últimamente; como el uso de modernas tecnologías de punta introducidas, que han venido a auxiliar, se supone, las clases presenciales, y las investigaciones debidas; pero, los beneficios derivados poco se observan.

Suficientes razones para formarse un juicio así están más que a la vista, y entre esas cabe destacar: la politiquería que envuelve la actividad, comenzando desde el mismo Ministerio de Educación, y sus dependencias; los grandes negocios que se realizan dentro del área; las incapacidades docentes innegables; las negligencias administrativas que se observan; y, en adición, la falta de responsabilidad de los padres o tutores, que inscriben a los muchachos en las escuelas y colegios, para quitárselos de encima más bien, intentando transferir sus deberes a los profesores,

Cegarse ante una realidad tan fehaciente, relativa al criterio antes expuesto, sería como no aceptar la oscuridad durante las noches. ¡Imposible, verdad!

Los resultados evaluatorios atribules al alumnado nacional, a nivel de los diferentes grados de formación académica, lo dicen todo; máxime, durante los últimos años lectivos, en que las promociones de cursos, con principalía dentro del sector público, se han hecho de forma generalizada, sin medir las capacidades necesarias,

Eso, evidentemente, como una manera salomónica para salir del paso las autoridades del ramo, aunque sin ponderar daños posibles, ante el innegable fracaso de la llamada educación a distancia – todo virtual – por la problemática que se viene presentando, en términos del distanciamiento social exigible, para evitar los contagios que se puedan producir, como consecuencia de la pandemia cursante, el COVID-19, y las cepas derivadas, ya comprobadas incluso.

Se advierte que, a partir de ahora las deficiencias de orden educativo en Dominicana, se van a incrementar más aun, “exponencialmente”; y, no por la crisis sanitaria del COVID-19 que cursa, a la que todo se quiere achacar, sino por los manejos inadecuados que se han estado dando en las áreas de enseñanzas, a partir del desarrollo de la pandemia.

Se prefirió inclinarse por la llamada educación a distancia, virtualidad, en un país sin condiciones docentes para ese tipo de formación; carente de las tecnológicas apropiadas; como de los servicios disponibles calificados de energía eléctrica, para un modelo educativo tan exigente.

Bien se pudo haber continuado con las clases presenciales en esta nación durante esa crisis sanitaria, aunque adoptándose los protocolos y demás medidas preventivas pertinentes, claro está. Pero, al parecer, otras circunstancias de carácter económico, y reciprocatorio con adeptos al poder de turno, hicieron cambiar el rumbo de las cosas,

Claro, las consecuencias previsibles entonces, hoy están más que concretizadas, a pesar de los tintes politiqueros loatorios que se está procurando dar al gran fiasco que se produjo, y que ha estado saliendo a relucir, a partir de dar por concluido el próximo pasado año lectivo

Las quejas andan por doquier, mientras las bocinas pagadas, y los lambones gratis de las autoridades del ramo, dicen que no; qué todo ha sido un éxito. ¡Diablo, qué cachaza!

Que evalúen a los estudiantes que mal finalizaron el año escolar; como, que se admita la cantidad de deserciones de estudiantes producidas, para que no sigan hablando por boca de gansos.

Las informaciones están bien a la mano en el mismo seno de la sociedad nuestra; con consulta posibles adicionales, inclusive, que se pueden hacer directamente a los profesores del país, los no parcializados; ¡qué si saben del asunto!

En el tenor de lo tratado, se tiene siempre la innegable percepción, de que muchos pensantes nuestros están contestes en cuanto a lo mal que anda la educación local; y, de que, en la base de esa amarga realdad, están las pretensiones sutiles de los políticos de nuevo cuño aquí destacados, para poder lograr mayores embaucamientos a las personas.

Es obvio que, mientras más brutas son las sociedades de las naciones, más fácil se hace el manejo de su gente; y, se puede jugar con ella, como ya aquí desde hace años viene ocurriendo.

Eso, con los espaldarazos certeros que reciben aquellos de los poderosos grupos económicos regentes entre nosotros, que andan detrás de que nuestro pre-adolescentes y adolescentes, y jóvenes, principalmente, estén menos concientizados cada vez, respecto del “maremágnum hipotecario dependiente” que se viene tejiendo su alrededor; como, del futuro incierto que le espera este pueblo, cuando comiencen a cobrar todo lo adeudado.

Entonces, estar en desacuerdo con que la educación en este país no sirve, sería “como no aceptar la oscuridad durante las noches”, cabe reiterar ¡Imposible, verdad!

¡Ay!, si les preguntaran a algunos de los “letrados”, personas con sólida preparación académica, que lograron formarse durante la otrora llamada “Era del Jefe”, cuando los colegios, escuelas y universidades de este país tenían otra fragancia.

Obvio que, el juicio que externarían, sería contrastante con el estado de seudo democracia hoy en esta República; y, reafirmarían algo que siempre se ha dicho “a todo pulmón”, de que: “cuando Trujillo, se tenía en este país, uno de los mejores sistemas educativos de toda la región del Caribe”. ¡Paradójico, no es cierto!

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