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Opiniones

Un adiós amargo a la marca del merengue: Johnny Ventura, historia musical

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Por Emilia Santos Frias

Juan de Dios Ventura Soriano es el nombre del ciudadano del  mundo que tuvimos el honor de tener como coterráneo; a quien por más de 60 años de vida artística, llamamos Johnny Ventura. Muchos nacimos escuchando su música; nuestros progenitores al igual que nosotros amamos su arte y su persona.

Él es nuestro emblema tricolor en la música: «yo soy el merengue», como se hacía llamar en su canción, porque amó inmensamente a su patria; un dominicano símbolo de transformación y decoro.

Un maestro como repiten todos sus alumnos; estampa de honestidad, sencillez, solidaridad, cooperación, pacifismo. En fin un hombre bueno y decente, que difundió cultura y folklore con su buen hacer en su andar por el mundo, internacionalizando el ritmo Merengue, por lo que, es llamado el rey.

Durante días hemos llorado el deceso del padre artístico de todos; del buen hijo; el esposo de doña Fifa; el padre afable e irrepetible como han expresado sus vástagos. El héroe social y ser humano aspiracional; creyente en Dios; prócer de la música dominicana: el merengue, nuestra bandera musical.

Con su partida despedimos además, al ser que supo andar su vida terrenal vestido de dignidad; sin resentimientos por su origen y niñez  sencilla;  austera, más bien esta fue su plataforma para trascender en la vida, siempre apegado a valores universales, cultivados al observar el ejemplo de su madre.

Trabajador incansable desde niño; aportando desde la música, el Derecho y el activismo social, al fortalecimiento de la democracia que hoy disfrutamos como nación. Pero, sin dejar de ser coherente con su filosofía y pasión. Siendo el artista gigante que fue; el amigo, el visionario y  el emprendedor, que solo tuvo como tarjeta de presentación la decencia.

Hay duelo en nuestros corazones, porque en la República Dominicana, se apagó el astro, la luminaria más grande que hemos tenido, y que compartimos con el mundo por más de 60 años. Nos deja un vacío que nadie podrá llenar. ¡Jamás será olvidado!…, aportó demasiado para que eso ocurra. ¡Qué Dios le permita ahora, cantar en el cielo, junto a su combo show!

Ha partido el músico empático; compositor, productor de televisión, promotor, empresario; legislador; alcalde; abogado; gestor cultural; el hombre noble y genuino; el más alegre de todos; coherente, consejero y padre de la nueva generación de músicos, como ella le ha bautizado. El artista líder, conciliador; dador.

Nuestro pueblo atónito, no se repone y llora la partida del patriota, que ya extraña, con apenas horas de haber sido llevado al sepulcro. El señor Merengue, ahora como hizo en la tierra, comparte en el cielo, su reinado con Joseito Mateo. Allí también llevará su saoco, su swing sin igual; su simpatía entrañable y ese corazón que tuvo, tan noble y tan grande como su tamaño físico y fortaleza humana.

La Navidad ya no será igual, se nos fue el creador de la industria del merengue; mediante la cual transmitió a las personas su amor y genuino arte. Su talento, valores, disciplina y profesionalidad, en las 105 producciones difundidas.

El más grande fue el más humilde de corazón. Amó plenamente a su pueblo, al que se debió siempre, por eso hizo aportes significativos; perennes, aportando desde múltiples facetas y ámbitos. El icono de la historia musical de nuestra nación; ejemplo de nobleza y maestro, hoy se convirtió en leyenda. Pero antes fortaleció nuestro folclore y la cultura autóctona como bien expresó, el pasado Presidente de nuestro país, Leonel Fernández Reyna.

Enorme pesar por su partida, sin embargo, con solo escuchar su música, se alienta nuestra alma. ¡Ve con Dios querido Caballo;  vítores para ti en la tierra, y que se escuchen en el cielo. Lo hiciste óptimamente bien. Gracias por impactarnos con tu vida y ejemplo!

Nuestro pueblo seguirá mostrando caudales de lágrimas por tu adiós, hasta encontrar consuelo; rindiéndote honores y respeto,  porque eso nos diste. Haremos esfuerzos mayúsculos para ejercitar tu impronta, conscientes de que estarás junto a nosotros en cada acción positiva.

¡Caballo, sigue galopando ahora en los brazos del Señor. Cabalga fuerte desde el universo para que en tu querida República Dominicana, sean cada día más fuertes los avances culturales, políticos, económicos y sociales!

Este es un adiós amargo, noble caballero: marca del merengue, como dijera Sergio Vargas, uno de tus hijos aventajados. ¡Ayer fuiste el propulsor de la historia musical, y hoy eres leyenda; eres inmortal!

Nosotros seguiremos de luto, mientras Dios nos brinda resignación para continuar celebrando tus 64 años de carrera artística impecable, ¿cuántas personas en el mundo han alcanzado esa presea? Naciste con demasiado talento y Dios lo potenció por haber sido tan buen hijo.

Ahora que cambiaste de residencia, tu familia sanguínea, las que tuviste por elección y todo tu pueblo diseminado en el mundo, te despide entre lágrimas. Mientras, ¡continúa galopando inmortal, con tu miel, tu colorido y tu Combo Show; también con tus Caballos, pero ahora desde el firmamento, y qué Dios te siga guiando. Gracias!

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